2. Premio IgNobel de Física
Se ha otorgado a dos investigaciones dirigidas por el equipo del húngaro Horváth. En la primera encontraron la razón por la que los caballos de capa blanca atraen menos a los tábanos que los de otras capas, a pesar de ser más visibles. Tras numerosos experimentos, demostraron que dicha razón estriba en que los tábanos utilizan la luz polarizada reflejada por la piel de los caballos, y que dicha luz presenta en los caballos no blancos una “polarotaxis” positiva, que no sé qué es pero mira por dónde atrae más a los tábanos. En la segunda, hallaron la razón por la que algunas especies de libélulas se ven atraídas por las lápidas de piedra de color negro de los cementerios en lugar de hacerlo por lápidas de otros colores.
Ya he dejado dicho que me entierren bajo una lápida clara. Que me coman los gusanos lo tengo asumido, puede que sea hasta agradable por las cosquillitas, pero que me pululen las libélulas pululadoras, de eso nada.
Ya he dejado dicho que me entierren bajo una lápida clara. Que me coman los gusanos lo tengo asumido, puede que sea hasta agradable por las cosquillitas, pero que me pululen las libélulas pululadoras, de eso nada.
3. Premio IgNobel de Química
Este es el más irónico de los premios. Se le concedió a Volkswagen por haber resuelto el problema de la excesiva emisión de elementos contaminantes de sus vehículos mediante la reducción automática y electromecánica de estas emisiones durante los tests previos. Naturalmente, nadie de Volkswagen fue a recoger el premio. Y es que los chorizos no tienen sentido del humor
4. Premio IgNobel de Medicina
El premio IgNobel de Medicina se ha adjudicado a un equipo formado por los alemanes Helmchen, Palzer, Münte, Anders y Sprenger que han demostrado que cuando tenemos un picor en un lugar del cuerpo se encuentra un gran alivio colocándose frente a un espejo y rascándose en el lado contrario al lugar de la picazón. Se eligieron para ello 26 personas a las que se inyectó previamente histamina dihidroclohrídrica y se las puso frente a un espejo para comprobar que efectivamente se producía el efecto simétrico-aliviador indicado.