lunes, 3 de abril de 2017

Nueve años

Nueve años cumple este blog. Yo siempre he dicho que cada nueve años hay que cambiar de trabajo, de pareja, de coche y de bicicleta. Añado ahora: y de blog. No es que abandone este mundo bloguero que tantas satisfacciones me ha dado y en el que he encontrado tanta gente maja, pero sí quiero darle un nuevo aire al blog, conservando su esencia. En definitiva solo voy a cambiarle el nombre y la apariencia, haciéndola más sencilla y desnuda. Así no me regañará más Ana María, a la que nunca le gustó la negrura de la cueva.

Mi nuevo blog se llama El pino de la sima, extraño nombre, ya. La razón es que no quiero alejar etimológicamente al blog de los lugares que tanto han marcado mi patear por mi querida Mayrena: la cueva, el pino de la sima, el Saltador, la olivera de los treinta mil reales… y la Fermina. Cada uno merecería un blog exclusivo.

Pues nada, que os espero a la sombra del pino si queréis subir virtualmente allí arribotas a hacerme una visitica. 

(Foto: mi primera entrada en la Cueva de Mayrena)

lunes, 27 de marzo de 2017

lunes, 20 de marzo de 2017

Ella

Surge donde no la piensas y cuando tampoco. Te mira libre, coqueta, y flota al pairo inventando una danza que te provoca. Ahora se eleva ingrávida, se contorsiona, se aleja, disminuyendo. Desaparece.

(Foto: la fábrica de vilanos)

lunes, 13 de marzo de 2017

Punto de fuga

Las líneas de goteros, los surcos, el perfil del cerrete, la vieja almazara, la montaña azul. Hasta la nube solitaria se alinea con el punto de fuga. El jovencísimo almendro, ya florecido, observa y cavila tratando de entender este arrejuntamiento de lo profundo con lo horizontal. Un punto de fuga que aquí no es una huida sino un encuentro siempre deseado.

lunes, 6 de marzo de 2017

lunes, 27 de febrero de 2017

Cabreómetro


La gente anda cabreada, es un hecho. Con o sin razón. Más en las grandes ciudades que en los pueblos. Más los políticos que los ciudadanos que trabajan. Más los discriminados que los discriminantes. 

Yo me pregunté una tarde que me preguntaba cosas: “¿Cómo se podría medir el grado de cabreo de las personas?”. Y se me ocurrió diseñar el “cabreómetro”, cuyo esquema figura ahí arriba. Su fundamento se basa en el hecho de que, a mayor cabreo, mayor es el fruncimiento del entrecejo, de manera que el susodicho entrecejo se junta y apretuja a medida que el nivel cabreístico aumenta. A mayor ajuntamiento entrecejero, mayor cabreo. 

En esencia, el cabreómetro (Cabreating System) consiste en una perilla de caucho (semejante a la famosa lavativa) rellena de un líquido rojo, y una escala numerada. La perilla se introduce entre las cejas del individuo cabreado. La mayor o menor distancia entre las mencionadas cejas presionará más o menos la perilla y ascenderá en consecuencia más o menos el líquido por la columna, de modo y manera que se podrá leer, en la escala numerada lateral, el grado de cabreo del personaje en una gradación que abarca desde 0 (cabreo leve) hasta 100 (cabreo profundo, irritación)

Ya solo me queda estudiar para qué puede servir este fildurcio medidor de cabreos. Pero hay tal cantidad de cosas que no sirven para nada (la clase política, sin ir más lejos) que este aparato no desentonaría entre tanto cacharro inútil e ineficaz.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Un año sin Mariajesús

Hoy hace un año que nos dejó Mariajesús, mi querida Paradeliña. Nunca olvidaré a esta galleguiña tan generosa, que tanto nos dio a través de su blog inolvidable. Hoy levanto mi belmonte en mi tierra murciana, sonrío, y mirando a esa luna que quiere ocultarse tras los Siete Peñones brindo por ti, Paradeliña guapa.

lunes, 13 de febrero de 2017

Volvimientos

Me dijeron: "No vuelvas a beber ese agua, a saber qué gérmenes arrastra desde las rocas de la cumbre". Volví. Y bebí. 

Me dijeron: "No vuelvas a acariciar aquella piel, no está hecha para tus manos, puedes arder". Volví. Y acaricié, ardí. 

Me dijeron: "No vuelvas a comer esa fruta prohibida, la cultiva un diablo de ojos colorados". Volví. Y la comí. 

Me dijeron: "No vuelvas a andar con esa gente tan rara, tan colgada, tan diferente, tan notú". Volví. Y anduve. 

Me dijeron: "No vuelvas a mirar estrellas, son inútiles, no enseñan nada ni producen dineros". Volví. Y miré. 

Y ahora que por fin nadie me apaliza con la murga de que no beba, ni acaricie, ni arda. ni coma, ni ande, ni mire, ahora que nadie me alecciona levantándome el dedo ejemplarizante, ahora que nada es pecado ni existen los remordimientos... ahora resulta que ya no puedo beber, ni acariciar, ni arder, ni comer, ni andar, ni mirar.

(Foto: instante previo a la ocultación de Aldebarán por la Luna la noche del 5 de febrero de 2017, en versión libre, loca, distorsionada y neurótica)

sábado, 11 de febrero de 2017

viernes, 10 de febrero de 2017

El dilema del pájaro

Estos días se está discutiendo sobre a qué especie corresponde el pájaro que sobrevuela en el logo del PP. Se duda entre si es una gaviota, un charrán o un albatros. Yo, que soy marujón por naturaleza, he aplicado una lupa a dicho pájaro y he descubierto con sorpresa que se trata de un ¡Pájaro Pec!, pájaro que creé hace cincuenta años y que aparece regularmente en esta cueva. Las pruebas son irrefutables como puede verse en el mono de abajo: esa carita inconfundible, la cresta roja, las alas azules y sobre todo, esa doble letra P que aparece debajo, siglas que corresponden inconfundiblemente a "Pájaro Pec". Voy a reclamar mis derechos de autor, vaya que si reclamo, de esta me forro.


lunes, 6 de febrero de 2017

Picoesquinas (continuación 6)

Cuando se hubieron apagado las últimas luces de la navidad ―fiestas que odiaba y que pasó escondido en lo más profundo de su bosque mental inaccesible―, reapareció caminando recto entre los setos de aligustre hasta alcanzar la fuente de los tres apóstoles. Salió luego a la superficie, torció dos calles a su derecha, tres a la izquierda y luego otra a la derecha hasta enfilar el paseo marítimo. Aquí embocó la calle ancha, que siguió por su bulevar central, sorteando los chiringos protegidos del sol con sombrillas de colores, la mayoría verdes (alguna morada, desentonando). Salió por el pórtico de la victoria y embocó la calle de la izquierda. Se detuvo en el semáforo y, cuando verde, atravesó la avenida hacia el parque. Al llegar al párking torció por la bocacalle de la derecha y cruzó la avenida por el paso subterráneo (no utilizó la rampa para discapacitados sino las escaleras adyacentes). Entró en el parque por la puerta de los emigrados y tomó el primer camino de la derecha. Continuó luego durante cinco bocacalles más, viendo de soslayo su imagen reflejada en los escaparates de los comercios, aún ―o ya― cerrados. Salió de la plaza por la puerta de san ginés, tomó la calle adyacente y siguió recto un cacho.

lunes, 30 de enero de 2017

El hombre que levantaba muros

Fabricaba muros. Y los distribuía a su antojo por los terrenos. Así separaba ―decía― los conejos bajitos, feos y renegríos del sur de los puros conejos blancos del norte. Un día, el muro que transportaba sobre su espalda se derrumbó y él quedó sepultado. Ahora los restos de aquel último muro se han transformado en un camino florido por el que conejitos de todos los colores circulan libres, de arriba abajo, de abajo arriba, de aquí pallá, de allá paquí.

lunes, 23 de enero de 2017

Umbral

En el umbral de tu piel 
dudo si prolongarla 
 hasta el dulce gemido 
o detener la caricia 
y que la magia
perdure, para alcanzar 
el siempre prometido, 
la imposible eternidad.

(Foto: interpretación libre, loca e inversa de la constelación Inelam en la galaxia Santa Rosa)

sábado, 21 de enero de 2017


lunes, 16 de enero de 2017

Cassinis, astros y otros

Acaba el desfiladero, se ensancha el paisaje, se colorea. Febo se impone a Nyx y así sucederá hasta el equinoccio de otoño en el Hemisferio Norte. Me gusta el mes de enero, me pone, amplía la sonrisa, ensancha los pulmones. Y la mente. 

Voy a dar un repaso ―escueto, lo prometo― a lo que nos depara este año 2017 desde el punto de vista astronómico. 

Veremos brillar a Venus como astro vespertino hasta mediados de marzo, y como matutino desde abril a diciembre. Marte se verá al atardecer hasta mediados de junio y al amanecer desde septiembre. Júpiter se nos mostrará al amanecer desde enero hasta marzo y desde noviembre; en abril se verá toda la noche y al atardecer hasta mediados de octubre. Saturno será visible al amanecer desde enero a mayo, toda la noche en junio y al atardecer hasta principios de diciembre.

Existe también, visible desde España, una ocultación de Aldebarán (mi estrella) por una luna creciente el 5 de febrero entre las 11 y las 12 de la noche. No me la pienso perder a poco que las nubes lo permitan. 

Cuatro eclipses, dos de Sol y dos de Luna. De los lunares, solo uno ―penumbral la noche del 10 al 11 de febrero― se verá en España. Del resto, el más importante es el eclipse total de Sol del 21 de agosto, del que nos vamos a “jartar” de oír hablar, pues atraviesa EEUU desde Oregón hasta Carolina del Sur y supongo que dará para miles de fotos e interpretaciones, incluso políticas. En España solo se verán las migajas, en forma de eclipse parcial, justo antes de ponerse el Sol. 

Pero a mí, el hecho que más me emociona entre los relacionados con el mundo de los astros es el “suicidio” provocado de la sonda Cassini, a la que se obligará, por falta de combustible, a desintegrarse contra la superficie gaseosa de Saturno el 15 de septiembre. La Cassini fue lanzada hacia Saturno hace 20 años y su contribución al conocimiento del planeta anillado ―y de sus lunas Encéfalo, Titán, Jápeto, Pandora― ha sido extraordinaria, así como las sensacionales fotos que ha enviado de todo el sistema saturniano. Me encantaría saber rescatarte, pequeñaja, aunque para mí tú ya eres inmortal. 

No olvidéis mirar parriba este año.

domingo, 1 de enero de 2017