Y de pronto la paz, la liberación de los pensamientos obsesivos, el cese del amontonamiento de las ideas que se precipitan, se enlazan, se revuelven unas contra otras anudándolo todo, ocultando y distorsionando una realidad mucho más simple aunque enmascarada por tanta vuelta y revuelta, tanto cuarto y mitad, tantos zurullos y jumas, pero siempre la duda, el temor de que todo vuelva a suceder en otro revoltijo asíncrono y cavernómico de difícil desenmarañamiento.