(Foto: mi habitación 205 en un hotel de Nouakchott)
lunes, 22 de diciembre de 2008
Habitación 205
Son las ocho de la mañana. El sol hace ya tiempo que escudriña hasta el último recoveco de mi habitación doscientos cinco, haciendo huir a las cucarachas más rezagadas de la noche mauritana. El sol, el sol, el sol, mi primer recuerdo africano, el que me marcó para siempre, el que regala a estas tierras un color, una luz, una fuerza, una alegría que no he visto jamás en otras lejanías de mundos considerados más ricos.
(Foto: mi habitación 205 en un hotel de Nouakchott)
(Foto: mi habitación 205 en un hotel de Nouakchott)
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Mauritania con fiebre y alucinaciones y sin poder salir de la habitación debe ser un infierno.
ResponderEliminarBonito relato.
Un abrazo.
Uys, creo que se te han subido los polvorones a la cabeza, jejejeje, ya hasta desvarías :P aunque te deja una sensación de intranquilidad después de leerlo bastante interesante.
ResponderEliminarTetealca, de todos los diferentes países que he conocido, Mauritania es el más diferente. Gusta o no gusta, pero no te deja indiferente (Me parece que me he liado...) Un abrazo para ti también.
ResponderEliminarZoldar, lo que se me han subido son los cordiales que compré hace unos días en Cehegín ¡Qué ricos son los pastelicos de nuestra tierra!
¡Feliz noche para ambos!