Una furgoneta cargada de nostalgias y de ilusiones recorre caminos hacia levante. En el loro, a todo volumen, músicas de Calamaro, Coque Malla, Winehouse, Zenet, Clapton, Bunbury, la Oreja,
y siempre Fito Cabrales y Serrat (es hermoso decir adiós, ¿qué más da aquí o allá?)
La aguja del reloj de su vida cierra un ciclo que ha durado años. Una hora estirada mucho más allá de los minutos reglamentarios, detenida a veces pero sin marcha atrás. Mientras canta piensa en ese largo periplo que comenzó en el 2 de la esfera imaginaria, un 2 con olor mediterráneo y música circular de manos unidas y brazos levantados. Piensa en el traslado a un 6 de ilusiones y proyectos, años felices de serranía con acento y sabor andaluces. Piensa en un 12 castellano, nuevo cambio de aires, de gente; su esencia es itinerante. Alegrías, penas, pasión, cicatrices, generosidad sin colores en torno a un patio que ya siempre tendrá su sabor.
La aguja del reloj de su vida cierra un ciclo que ha durado años. Una hora estirada mucho más allá de los minutos reglamentarios, detenida a veces pero sin marcha atrás. Mientras canta piensa en ese largo periplo que comenzó en el 2 de la esfera imaginaria, un 2 con olor mediterráneo y música circular de manos unidas y brazos levantados. Piensa en el traslado a un 6 de ilusiones y proyectos, años felices de serranía con acento y sabor andaluces. Piensa en un 12 castellano, nuevo cambio de aires, de gente; su esencia es itinerante. Alegrías, penas, pasión, cicatrices, generosidad sin colores en torno a un patio que ya siempre tendrá su sabor.
Ahora se acerca al 2 originario, algas, juegos con la marea y atardeceres rojos. No es una huida, no es una búsqueda, es una continuación de sus noestares, de sus esenciamientos, de nuevas ilusiones, de nuevas gentes; otra parada quizás intermitente antes de volar, cantando de nuevo, rumbo a quién sabe qué otra hora en la esfera imprevisible del reloj desajustado y rebelde que ella ha elegido.
(Foto: una mujer desciende una rambla buscando el abrazo de su mar)
(Vídeo YouTube: La Oreja de Van Gogh, el primer día del resto de mi vida)
Por mucho que las horas vagabundas cambien de sitio en la esfera, hay algo que hace que se vuelva siempre al principio: la vida es como una noria donde los humanos damos vueltas y vueltas y terminamos hartos de estar hartos. Y por eso las mudanzas.
ResponderEliminarPor eso prefiero mis relojes de arena y de sol que no dependen de que alguien les ponga pila ni les dé cuerda. (mi vena antitecnología, ya sabes ;) )
Buena foto y mejor texto, Diego. :)
Besote desde las 0:33. :D
Pero , sí: siempre es una huída y una búsqueda. La vida entera lo es, creo yo.
ResponderEliminarLo que no es seguro es el regreso del hijo pródigo, ese siniestro personaje que volvió al horrible "redil", a la sopa segura de papá y mamá...
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