El hombre abrió como tantas veces el cajón de los relojes rotos. Los había digitales, analógicos, redondos, rectangulares. Números detenidos, agujas inmóviles, esferas sin alma. Pero en sus engranajes agotados, inservibles, cada uno guardaba como un tesoro momentos y fechas inolvidables: un 21 de julio, un 19 de febrero, un 2 de septiembre, un 26 de junio, un 20 de diciembre; horas prolongadas o detenidas, perdidas, besos, citas, encuentros, despedidas, sonrisas y alguna tragedia. Los recorrió con la mirada, los amarró a su brazo como queriendo darse un chute de nostalgia (alguno respiró durante unos segundos en un hálito inútil) y los devolvió al cajón.
(Foto: mis relojes rotos)
Diego, dile al hombre ese que, con esta caló, no hay ningún dios mortal que aguante tantos relojes amarrados a su brazo.
ResponderEliminarBesito con chute nostálgico para ti.
Me dijo el hombre que solo tuvo la "ristra" en su brazo 5 segundos. Pero la nostalgia aún le dura :)
EliminarMis cajones de nostalgia no contienen relojes sino bufandas y camisetas, todas distintas también. Fechas, colores, olores tenues y tactos evocadores. Hitos del camino.
ResponderEliminarYo también tengo un 21 de julio. (con la camiseta (naranja) a juego :)
Besico
Cada uno se "nostalgia" con lo que quiere. No te cambio tu 21 juillet por el mío :)
EliminarVaya también tengo algunos y de vez en cuando la nostalgia me puede y les pongo una pila y vuelvo a darles vida ;))
ResponderEliminarY tambbién tengo un 21de julio...volví a nacer. no sé si cambiar la fecha por la del 30 :)))))
Un beso.
No la cambies, Laura, celebra cada 21 de julio tu cumpleaños :)
EliminarYo para evitar llenar los cajones de relojes de distintas marcas, valores y diseños, tengo un gran reloj de arena. Tarda diez años, creo, en pasar la arena de un hemisferio a otro. Y así ni se en que año vivo, ni en que día, ni en que mes. Ni me importa.
ResponderEliminarQue no hay nada peor que sentirse esclavo del tiempo.
Inténtalo. Además distrae mucho ver la arena bajar y bajar, y bajar, y bajar......
Y ni tic, tac, ni lucecita, ni alarma, ni ná de ná.
¡¡ Ea !!
Ingenioso artefacto. Me lo ataré a la barriga. Lo malo es que cada diez años hay que hacer el pino para darle la vuelta, y yo ya estoy para pocas piruetas.
EliminarMomentos inolvidables que nos dan un respiro, pues también la nostalgia puede ser un impulso.
ResponderEliminarDiego, un abrazote
Abrazo para ti, Laura.
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