Esta es mi última entrada de este año. Me despido anticipadamente hasta 2013, la navidad para mí perdió su sentido cuando me divorcié. La simbología se partió. Desde entonces huyo de estos días, procuro cerrar el kiosco y refugiarme en mi cueva imaginada. O en la real. No escribo, ea.
Días de balance. El año 2012 ha sido muy positivo en general para mí; ha habido ilusión, pasión, complicidad y sonrisas, producidas por personas y personillas como Mateo que han surgido en mi vida llenándola de luz. Bueno, rebosándola de luz, que mi vida siempre fue luminosa, como los cielos que me vieron crecer allá en Tánger. También ha habido tristezas. La más dolorosa, la muerte de Ángeles, madre de mis dos hijos, que me ha dejado un vacío que no intuía que se pudiera producir después de tantos años viviendo separados. Y otras que no cuento. Alguna avería causada por mi excesivo amor a la naturaleza, con sus rocas traicioneras que se desprenden cuando no deben, o a la bicicleta, empeñada en tirarte por las orejas. Nada que no se haya resuelto con unas semanas de incómoda quietud, de pata tiesa, y con la esperanza de seguir haciendo lo que me gusta mientras me aguanten los huesos como canta Fito Cabrales -vídeo adjunto, me encanta este tipo, sus canciones, sus letras, su guitarra- y pese a las advertencias de los agoreros.
La luna era una farola y a ella me abracé borracho, y acabé buscando versos en el fondo de mi vaso;
todo lo que no aprendí nunca se me ha olvidado, no he perdido la razón y tampoco la he encontrado;
sé que no puedo dormir porque siempre estoy soñando.
Hala, ya me he confesado. Espero que la penitencia sea facilita, que ya no recuerdo ninguna oración o rezo.
Os envío un abrazo, o un beso, o un beso y un abrazo a todos los que habéis ido apareciendo durante 2012 por esta cueva, dejado o no vuestros comentarios. Soy un humilde escribiente, pero mentiría si dijera que escribo para que no me lean. Gracias a todos. Espero seguiros en vuestros blogs el año que viene, o donde sea, y os deseo lo mejor, no porque hay que desear lo mejor en estas fechas de borreguitos, campanitas y turrón, sino porque os deseo lo mejor sin más.
Os envío un abrazo, o un beso, o un beso y un abrazo a todos los que habéis ido apareciendo durante 2012 por esta cueva, dejado o no vuestros comentarios. Soy un humilde escribiente, pero mentiría si dijera que escribo para que no me lean. Gracias a todos. Espero seguiros en vuestros blogs el año que viene, o donde sea, y os deseo lo mejor, no porque hay que desear lo mejor en estas fechas de borreguitos, campanitas y turrón, sino porque os deseo lo mejor sin más.
Para todos, a modo de tarjeta de felicitación navideña, la foto de la Mayrena otoñal, ahí arriba, tomada desde el monte. El verde de los pinos carrascos, el amarillo de los albaricoqueros y los chopos, el pardo de la tierra, el blanco del humo de la quema de los rastrojos componen un cuadro vivo, vegetal y mineral, que varía según la época del año ¿Es bonica o no es bonica mi Mayrena? Me tienes enamorao, niña.