lunes, 27 de julio de 2009

Ganas

Ganas de recorrer tus venas como una burbuja nadando en tu sangre cansada, de buscarte en tus rincones más ocultos, más líquidos, menos luminosos, de intentar encontrarte entre humo, alcohol, desvarío y voces rotas, detrás de puertas semicerradas, semiabiertas, desconocidas para mí... Quizás allí todo es posible, quizás allí está el punto donde las paralelas se juntan, quizás allí el infinito se rompe para dejarse acariciar, para hacerse más humano, quizás...

(Foto: una hoja de morera)

lunes, 13 de julio de 2009

El teclado sin P

Empiezo a escribir con mis dos dedos regordetes, tic, tac, toc, fluyen las palabras, sin problemas, las frases, los giros, incluso los circunloquios que se me dan tan mal, estoy inspirado, me gusto... hasta que de repente ¡maldición! noto que en el teclado no existe la letra P, desaparecida no sé cómo ni cuándo entre la O y el signo circunflejo, y mientras la busco debajo de los faldones de la mesa camilla, tanteando torpemente con una mano, veo que van desapareciendo otras letras, la K, la E, la G, obligándome a hacer filigranas para seguir escribiendo sin utilizarlas... Les siguen la F, la T, la J... y noto que el suelo se hace líquido, como agua fría que moja mis pies descalzos, trepa por mis piernas desnudas, y sigue subiendo, subiendo, mientras las letras del teclado continúan escapando, la H, la Q, la X. El agua me llega ahora al cuello, la angustia me invade, la musa se ahoga, adiós a la D, ya sólo quedan la S, la O, la R, la C, alzo la mano buscando una Ñ a la que agarrarme, que veo volando como una mariposilla histérica cerca del flexo , y exclamo ¡socorro!, mientras me voy hundiendo poco a poco, paso a paso, letra a letra ¡SOC...! ¡OC...! ¡O...! ...................

(Foto: el teclado de mi viejo portátil)

lunes, 6 de julio de 2009

Rebelde

... el que hace girar sus aspas orientándolas en una dirección en la que el viento no sopla, el que nada a contracorriente, el que siempre prefiere el sendero incierto a la autovía segura, el que es cabra roja solitaria en un rebaño de ovejas blancas, el que rima versos a contrarrima, el que cambia la corbata y el adosado en la sierra por un cuento y la poesía de una mínima corrala en lavapiés, el que va de zumbao por la vida por no seguir las normas establecidas... Siempre enciendes mi sonrisa y mi admiración.

(Foto: campo eólico cerca de Pozo Cañada)