jueves, 21 de mayo de 2009

Charcos

Ha llovido toda la noche y sigue lloviendo por la mañana, aunque ya escampa. Charcos, se han formado charcos. Sobre la hierba, sobre una roca, sobre la arena. Sobre el asfalto, sobre mis ojos, sobre los charcos. Charcos, espejos líquidos en los que se mira el cielo, un árbol, una nube, un conejo. Cuadros pintados con pinceles de lluvia trémula que bebe la Tierra para colgarlos de las paredes del infierno. Charcos azules, charcos verdes, charcos blancos.

Por debajo pasa el río, agua sobre agua. Agua presa sobre agua que se cree libre. Agua espejo sobre agua espuma, agua silencio sobre agua canción.

Hoy eres la lágrima de una nube. Esta noche serás hielo, y mañana, de nuevo lienzo líquido sobre el que el cielo pintará un cuadro diferente.

Las hojas del otoño acuden a beber un último sorbo de agua antes de convertirse en tierra.

Dime, dime, espejito mágico... El sol se cuela entre las sombras para ver su imagen reflejada en el agua.

Las ondas provocan a las hojas de los árboles con movimientos sensuales. Pronto sucumbirán a la tentación y caerán enamoradas del agua.

El amanecer está cambiando los añiles del alba por rosas. Últimos trasnochadores, los reflejos de las farolas bostezan antes de irse a dormir.

(Fotos: diversos charcos en las proximidades de Puebla de Sanabria)

lunes, 18 de mayo de 2009

lunes, 11 de mayo de 2009

Las charcas de la rambla

Entre los rincones de la sierra de Caravaca, uno de los más desconocidos lo constituyen las charcas que se forman en las ramblas cuando llueve. Desconocidos, en primer lugar, porque la gente no suele recorrer las ramblas. Y en segundo... porque no suele llover por aquí demasiado como para que se formen charcas.

Estas fotos las saqué en la rambla que hay entre los Siete Peñones y el Cigarrón, dos sierras de esta zona, después de unas tormentas muy fuertes.

Como se aprecia en las fotos, el agua, aprisionada durante unos días por la roca caliza, es transparente, te invita a beber (me harté de hacerlo) y a bañarte desnudo si hace calor (hacía calor...)

Y entre charca y charca, alguna huella de tejón dejada en el barro...

... o cagadillas de garduña repletas de gálbulas de sabina, como testigos mudos de que esta zona está llena de vida.

lunes, 4 de mayo de 2009

Esto ya no hay quien lo pare...

Mientras el albaricoque se está formando en la guincha del copo,en los alrededores ocurren cosas:

Las hojas del melocotonero empiezan a desplegarse, perezosas y deslumbradas por el fucsia de las flores.

El amento masculino del chopo está desarrollando sus flores de estambres filamentosos blancos y anteras púrpuras.

Los conos florales masculinos del pino carrasco están turgentes en las espigas doradas. Pronto explotarán en un orgasmo que inundará el aire serrano con nubes juguetonas de polen amarillo.

Los renacuajos de la balsa han crecido y preparan su salto definitivo a la categoría de rana.

Ya he oído el canto del primer cuco que ha llegado desde el sur, y el put-put de las primeras abubillas. Pronto llegarán los abejarucos, las oropéndolas, los vencejos, las golondrinas... El escenario se prepara para la nueva explosión, el monte es una algarabía de sonidos, una invasión de olores, de colores, de física, de química, ya comenzó la sinfonía mágica que se repite cada año. VIDA.

(Fotos: Mayrena)