lunes, 28 de noviembre de 2016

Los Premios IgNobel 2016(2)



2. Premio IgNobel de Física
Se ha otorgado a dos investigaciones dirigidas por el equipo del húngaro Horváth. En la primera encontraron la razón por la que los caballos de capa blanca atraen menos a los tábanos que los de otras capas, a pesar de ser más visibles. Tras numerosos experimentos, demostraron que dicha razón estriba en que los tábanos utilizan la luz polarizada reflejada por la piel de los caballos, y que dicha luz presenta en los caballos no blancos una “polarotaxis” positiva, que no sé qué es pero mira por dónde atrae más a los tábanos. En la segunda, hallaron la razón por la que algunas especies de libélulas se ven atraídas por las lápidas de piedra de color negro de los cementerios en lugar de hacerlo por lápidas de otros colores.

Ya he dejado dicho que me entierren bajo una lápida clara. Que me coman los gusanos lo tengo asumido, puede que sea hasta agradable por las cosquillitas, pero que me pululen las libélulas pululadoras, de eso nada.


3. Premio IgNobel de Química
Este es el más irónico de los premios. Se le concedió a Volkswagen por haber resuelto el problema de la excesiva emisión de elementos contaminantes de sus vehículos mediante la reducción automática y electromecánica de estas emisiones durante los tests previos. Naturalmente, nadie de Volkswagen fue a recoger el premio. Y es que los chorizos no tienen sentido del humor


4. Premio IgNobel de Medicina
El premio IgNobel de Medicina se ha adjudicado a un equipo formado por los alemanes Helmchen, Palzer, Münte, Anders y Sprenger que han demostrado que cuando tenemos un picor en un lugar del cuerpo se encuentra un gran alivio colocándose frente a un espejo y rascándose en el lado contrario al lugar de la picazón. Se eligieron para ello 26 personas a las que se inyectó previamente histamina dihidroclohrídrica y se las puso frente a un espejo para comprobar que efectivamente se producía el efecto simétrico-aliviador indicado.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Los Premios IgNobel 2016(1)

El 22 de septiembre pasado se celebró en la prestigiosa Universidad de Harvard la ceremonia de entrega de los Premios IgNobel del año 2016. Estos premios se otorgan anualmente a investigaciones científicas sobre hechos insólitos y divertidos. Organizados por la publicación científica humorística “Annals of Improbable Research (INR)”, el objetivo de los premios es recompensar trabajos que hacen primero reír y luego pensar. No son meros títulos, sino investigaciones serias apoyadas en experimentaciones y estudios profundos sobre materias intrascendentes y cachondas. Cada ganador recibe un billete de diez mil millones de dólares zimbadweanos (menos de un céntimo de euro) y asisten a la ceremonia de entrega cuatro auténticos premios Nobel.

En un mundo cada vez más cabreado, donde las caras serias y ceñudas han sustituido a las sonrisas y en el que el sentido del humor es una especie decadente, casi en vías de extinción, es gratificante que existan iniciativas como esta que a mí particularmente me arrancan risas incontroladas cada año. Casi no se habla de estos premios, una pena, y por eso pongo mi granito de arena para que los conozcáis (si no los conocéis) y os hagan sonreír a la docena de personas que se asoman a esta ventanita. Gracias. 

Voy a exponer, en cuatro entregas, la relación de los 10 trabajos premiados este año, acompañándolos de un "mono" alusivo y pretendidamente gracioso que he dibujado en cada caso.

1. Premio IgNobel de Biología
Se ha concedido al británico Thomas Thwaites, que ha fabricado unas prótesis que le permitieron caminar a cuatro patas imitando el desplazamiento de las cabras y vivir entre ellas en los Alpes suizos durante algún tiempo, para estudiar su comportamiento. Durante su experiencia se alimentaba de hierba. Entre las conclusiones de su estudio, Thomas expresó que “como cabra, he averiguado que es más fácil trepar que descender” y que “el hombre no está diseñado para funcionar como cabra, pues no puede soportar durante muchas horas el peso de su cuerpo sobre los brazos”. Mi familia, si se entera, tendrá que cambiarme el apodo. Hasta hoy me llamaban Diego, “el cabra”. 

También ha sido otorgado este premio al británico Charles Foster, que ha vivido en la naturaleza en diferentes momentos de su vida como un tejón, una nutria, un ciervo, un zorro y un pájaro.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Belleza

La belleza no solo está en una flor, en un amanecer, en una mirada, en un texto. La belleza también existe en una ecuación matemática. La mayoría de las ecuaciones resume en unos pocos grafemas y signos, con elegancia y sencillez, la solución a problemas de mayor o menor complejidad. Como ejemplo traigo la ecuación de la relatividad general de Einstein que relaciona las causas de la gravedad, masa y energía de un sistema con sus efectos sobre la deformación del espacio-tiempo, conceptos muy difíciles de entender intuitivamente pero que el genio supo sintetizar en una única fórmula de estética indudable. No solo el conocimiento y la ciencia progresan gracias a estos sabios que poco a poco van desenmarañando los enigmas del Universo y su origen, también las ecuaciones que sintetizan ese conocimiento y esa ciencia nos muestran que la matemática es uno más de los ingredientes de la belleza, tan importante como cualquiera de los demás.

(Foto: puesta "relativista" de Sol cerca de Cerdeña)

lunes, 7 de noviembre de 2016

Los y las

Me revienta, me repugna, me sublevo cada vez que oigo a cualquier político decir eso de “los ciudadanos y las ciudadanas”, “los españoles y las españolas”, “los diputados y las diputadas”, etc. Según la Real Academia de la Lengua “estos desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones que generan dificultades sintácticas y de concordancia y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos”. Y yo añado: son propios de demagogos y de horteras. Si fueran consecuentes, estos politiquillos deberían proponer el cambio del nombre de los partidos o convergencias donde militan (vegetan), que quedarían más o menos del siguiente modo: 

Ciudadanos y Ciudadanas. 
Unidos y Unidas Podemos y Pueden. 
Partido y Partida Popular. 
Partido Socialista Obrero y Obrera Español y Española. 

Y, si no pueden reprimir su necedad y complejo, propongo que al menos se cree un nuevo vocablo insexado para utilizar en los plurales de las palabras de género y evitar repeticiones. Ese término es “arroba”, cuyo grafismo, @, aúna la o y la a (o la a y la o, no discriminemos) y ya se utiliza en tuiteos y mensajeos. Así, pasaríamos a decir “ciudadanarrobas”, “diputadarrobas”, “madrileñarrobas”, etc. 

 Ahí queda mi propuesta.