domingo, 28 de febrero de 2016

Mariajesús

Ayer recibí el siguiente comentario en la entrada (“el bosquecillo de Paradela”) que dediqué en mi blog a Mariajesús (Paradeliña) el pasado 16 de febrero: 

"Hola, Diego, amigo ya de la familia! Soy la hermana menor de Paradeliña. El veintidós, lunes, ha decidido emprender su último viaje, dejando "solo" generosidad, afecto, amor... Gracias a todos los que la habeis acompañado en su blog" 

Te agradezco mucho, hermana pequeña, que nos comuniques esta triste noticia que ya temíamos. De Mariajesús poco más se puede decir de lo que ya hemos dicho en muchas ocasiones los que leíamos su blog e interveníamos en él. Solo voy a referir una anécdota personal que define en parte su carácter y su bondad: 

Entre las numerosas personas que entrábamos a comentar en su blog, había una (la llamaré M), que hacía tiempo no aparecía. Mariajesús me mandó un correo privado, donde me decía que estaba preocupada por ella, y que si yo sabía algo, pues también es amiga mía. Le contesté que tampoco tenía noticias suyas. A los pocos días, Mariajesús me mandó el siguiente mensaje: 

“Hoy entró M, Diego. 
Estoy, tontamente, llorando de alegría, después de tanta incertidumbre y desasosiego. 
Pero ¿cómo se le podría explicar esto a la gente? 
Un abrazo” 

Así es ella. 

Un beso, Paradeliña. Dejas mucha huella. Y un abrazo para toda tu familia, que hemos conocido gracias a las muchas fotos, entradas y cariño que le has dedicado en tu blog hoy cerrado pero siempre abierto.

sábado, 27 de febrero de 2016

Líneas rojas

Los politiquillos grises anodinos, soberbios, prepotentes, inútiles transportan sus líneas rojas. Exigir, no pasar, prohibir. Al final inundan el espacio, lo traban, lo enmarañan de tal manera que son incapaces de desenredarse, de adoptar una solución solidaria y generosa desbloqueante. Detrás, la ciudadanía a la que dicen representar, mucho más inteligente, funciona bien a pesar de ellos, ajena a y harta de su poltronafilia, de su incompetencia y de sus banderas.

lunes, 22 de febrero de 2016

Los elfos

Hoy quiero rendir homenaje a unos seres pequeños que habitan en los bosques, o en las casas. Son los elfos.

Los elfos son espíritus de la Naturaleza. Pueden ser tristes, vengativos, antipáticos, amistosos o bromistas dependiendo de lo que quieran conseguir, de su estado particular de ánimo o de las condiciones climáticas del lugar donde se encuentran. Tienen tamaños diferentes, pudiendo algunos ser tan diminutos que se cobijan bajo una brizna de hierba, o entre el musgo. Generalmente no están sujetos a las leyes físicas que conocemos los humanos. Pueden viajar instantáneamente de un lugar a otro, o desaparecer de repente.

Siempre ha sido difícil para los humanos ver algún elfo. Los niños, los poetas y algunas personas que están en paz con su entorno natural son los únicos que han podido entrar en contacto con ellos.

Hay tres tipos de elfos: los de la luz, los de la penumbra y los de la oscuridad. Voy a describir uno cualquiera de ellos, por ejemplo, los Ellefolk. Los Ellefolk son elfos de la luz y pueden viajar con mucha facilidad a través del aire, del fuego, de la madera y de las rocas. Las hembras son rubias, cabalgan sobre los rayos del Sol y, aunque tienen la espalda hueca, son hermosas y seductoras. Los machos prefieren sentarse en el límite del bosque, disfrutando con la luz de la mañana. Son más pequeños que las hembras y llevan sombreros de anchas alas.

Yo creo que hace unos días vi un elfo. Estaba sentado sobre una peña en el monte, dibujando gambusinos, cuando oí el sonido de algo que corría entre la hojarasca. Miré y vi saltando una especie de bicho humanoide con un sombrerillo rojo. Fue un instante, pero tuve tiempo de hacer un esbozo en el papel que refleja más o menos el aspecto que presentaba. Es el dibujo que aparece arriba. Mirando luego en mi guía de elfos y hadas, creo que se trata de una de las numerosas especies de folleti que existen en los bosques mediterráneos. Pero en realidad no sé si era un elfo; quizás no lo fuera pues, aunque estoy en paz con mi entorno natural, aún no he alcanzado la categoría de poeta ni mucho menos la de niño.

lunes, 15 de febrero de 2016

El bosquecillo de Paradela


Mariajesús (mi querida Paradeliña), en una entrada de hace unos años, escribió:
"Y una petición: de la misma forma que algún día algunos de vosotros formásteis parte de un libro; participásteis con vuestras fotos en aquellos concursos de la mujer; colaborásteis en el mes del oído; llevásteis por toda España un libro viajero en el que escribísteis para mi; pusísteis nombre a mis gallinas y comentáis con cariño, ¿podríais, por favor decirme diez frutales?. Ellos ocuparán el lugar de los nogales y a cada uno le pondré el nombre de los primeros comentaristas que así lo deseen" 

En Paradela de Coles hay hoy un bosquecillo de árboles frutales. Y son muchos más de diez.

Las especies plantadas por Mariajesús son múltiples y variadas: el ciruelo Black Amber de Framboise, el ciruelo Friar de Fiorella, el limonero de Adra, el naranjo de Reyes, el cerezo de Bertha, el cerezo más tardío de Blue, "el ciruelito, de pequeñísimas y deliciosas ciruelas rojas (quiero tenerte cerca)" de Diego de la Cueva, la ameixeira “muy cerca, sé que os queréis bien” de Nocheinfinita, el mirabel de Anuski, la reineta roja de Emejota, el melocotonero de Moni Revuelta, los perales de Ligia y Olga, el manzano de Fido. el cerezo de María José, el cerezo de Mercedes, el peral de V, el nectarino de Piruja, el tojo de Chousa, el manzano de Genín, el membrillero de Peke... 

El bosquecillo ahora crece solo, ya no necesita riego. Sus raíces se entremezclan, se confunden, el bosquecillo vivirá muchos años. Los pajarillos de Paradela están felices, comerán las frutas y llenarán de trinos el huerto mientras cinco gallinas de nombres también sugeridos picotean a sus pies en busca de lombrices. 

Detrás del visillo, Paradeliña se asoma sin ser vista, sonríe y susurra con su voz tan pausada, tan serena, tan gallega, tan suya: Todo funciona, nada se detiene.

Un abrazo lleno de cariño, Paradeliña. 

Maríajesús nos muestra cómo hace sus deliciosas empanadillas.
(Vídeo extraído de su blog "Paradela de Coles")

“Antes de operarme, cuando descubrí que cada día era un milagro, solamente pensaba "me gustaría llegar a los guisantes y las cerezas, allá por mayo", ahora, que lo veo bastante posible he invitado a Marta y María (las cirujanas que me han operado) a venir a tomar cerezas con champán”

lunes, 8 de febrero de 2016

Picoesquinas (continuación2)

Torció a su izquierda y embocó la calle ancha, que siguió por su bulevar central, sorteando los chiringos protegidos del sol con sombrillas de colores, la mayoría verdes (alguna morada, desentonando). Continuó la calle hasta el chino de la esquina y aquí torció a su derecha, y después, donde la tienda de ultramarinos, a su izquierda. Entró en el parque por la puerta de los emigrados y tomó el primer camino de la derecha. Caminó doscientos metros (doscientas diecinueve yardas al cambio), atravesó tres calles y torció a su izquierda. Allí hizo un giro a su izquierda de nuevo y continuó por la alameda. Continuó durante cinco bocacalles más, viendo de soslayo su imagen reflejada en los escaparates de los comercios, aún ―o ya― cerrados. Salió por el pórtico de la victoria y embocó la calle de la izquierda. Cruzó dos avenidas y cuatro calles más, alcanzando la plaza. Entró por la puerta porticada y atravesó, de noroeste a sudeste, el espacio enlosado prohibido a los coches, esquivando la estatua ecuestre y a los comensales sentados en las terrazas, repletas a esa hora. Siguió recto entre los setos de aligustre hasta alcanzar la fuente de los tres apóstoles. Luego dobló la esquina y siguió por la acera de la derecha. En la sexta bocacalle giró a su derecha, dos bocacalles más adelante a su izquierda y, al llegar al chaflán del anís del mono, de nuevo a su izquierda. Aquí torció a la derecha y continuó hasta la parada del autobús (el cincuenta y dos concretamente), donde aguardaban dos hombres (uno parecía extranjero) y siguió hasta la puerta del híper. No entró y siguió recto un cacho.

lunes, 1 de febrero de 2016

Intentando descaparazonarte



(Vídeo: Dani Martin, cero)