lunes, 19 de julio de 2010

El uno y el tres


El uno y el tres se encontraron en la página 13 de la novela que yo estaba leyendo. El soberbio uno miró al tres con la petulancia y arrogancia que lo caracterizan y le dijo:

- Joer, tres, mala pareja hacemos, sigues tan tú como siempre, pareces una simetría fallida, un ocho fracasado al que le faltase la mitad de la izquierda -

Y el humilde tres le contestó con su voz dulce y calmada:

- Sí -

(Y pensó: “la página trece sólo dura una página”)

(Foto: la página trece de la novela “Contra el viento” de Ángeles Caso)

domingo, 11 de julio de 2010

El eclipse eclipsado.


Hoy es la noche anterior, la del 10 de julio de 2010.

Estoy sentado en el porche serrano, solo, leyendo. Mi pie desnudo señala hacia el cielo oscuro con ese dedo gordo morcillón que yo nunca hubiera elegido. En el poste cuelga el termómetro de máxima y mínima, más relajado a esta hora de ladridos de perros. Las máximas de las cigarras en las carrascas y las mínimas de los sapos parteros en la lagunilla del prado de ahí al lado.

Mañana, cuando salga en el blog este texto programado para las 20h 17min del día 11 de julio de 2010 (hoy todo se programa, pobre caos), empezará un eclipse total de sol del que nadie habla, casi nunca se habla de los eclipses totales de sol o de luna, desde que no existe dios ya nadie mira al cielo, salvo algunos dedos gordos de pies desnudos. Quizás se hable algo en el sur de Chile y Argentina, países que tienen la exclusiva de este acontecimiento que a mí siempre me impresiona.

Mañana, cuando salga en el blog este texto programado para las 20h 17min del día 11 de julio de 2010, faltarán 13 minutos para que empiece la final del campeonato del mundo de fútbol y millones de ojos estarán embobados mirando las pantallas de millones de televisores. Arriba, el sol se empeñará en mostrarnos su espectáculo de prestidigitación, ahora estoy, ahora me voy, que no volverá a ofrecernos hasta el 13 de noviembre de 2012, día de san diego, por cierto. Sin apenas público, sin aplausos, sin ohes de admiración, la gente anda en otros menesteres, en otros ohes.

Dentro de cincuenta años nadie hablará del eclipse con menos espectadores de la historia mundial de los eclipses. Sólo se recordará el gol que el jugador X marcó en la final del campeonato del mundo y que valió el campeonato.

Al menos, deseo que ese X sea español.

(Foto: pie con dedo mirando, termómetro y cielo negro)