lunes, 19 de diciembre de 2016

¡Felicidades!

Yo no creo en reyes y mucho menos en papanoeles. Sólo creo en el gallo Canuto ―un gallo muy agresivo que tenía mi abuelo en su finca de Albacete cuando yo era un niño― y en el pájaro Pec. 

Como el gallo Canuto supongo que ya no existirá, os envío, a través del pájaro Pec, un regalo virtual para cualquiera que se asome a la ventanita de la cueva. Lo he dibujado esta mañana y echado a volar desde Mayrena ―el paisaje que sobrevuela en el mono-móvil de ahí arriba―. Espero que llegue a todos los puntos cardinales. 

Si lo veis desde vuestro alféizar, o peñasco, o avenida hacedle señas para que descienda y os quedáis con un regalo (uno sólo, sin abusar). Y luego le invitáis a un whisky ―este pájaro no come alpistes, ni lechugas, ni mijos; se alimenta de alcohol― para que tome fuerzas y continúe el reparto. 

¡Felicidades para todos!

lunes, 12 de diciembre de 2016

Los Premios IgNobel 2016 (y4)

8. Premio IgNobel de Economía 
Se le ha adjudicado a Avis, Forbes y Ferguson, de Gran Bretaña y Nueva Zelanda, por un estudio sobre la aplicación a las rocas de una reconocida marca específica de personalidad. Concretamente se les aplicó la escala de personalidad BP de Aaker, diseñada para productos comerciales de diferente tipología en estudios de publicidad, marketing y ventas. Analizando una serie de rocas, los investigadores descubrieron que cada una tiene un índice de personalidad (BP) diferente, según su juventud, inteligencia, sofisticación y otros factores. El estudio pone en evidencia lo absurdo del método BP. 

Yo, que me siento en cualquier piedro cuando llego a lo alto de un monte, miraré en adelante su personalidad, para poner mis posaderas sobre el que alcance un mayor valor del índice BP.

9. Premio IgNobel de la Paz
El IgNobel de la Paz ha sido concedido a un equipo formado por Pennycook, Cheyne, Barr, Koehler y Fugelsang (Canadá, Estados Unidos). El título del estudio es, más o menos, “Recepción y detección de sandeces (gilipolleces, añado) pseudoprofundas”. Analiza cómo ideas, comentarios y afirmaciones ostentosas que se presentan como verdaderas y significativas, pero que en realidad son vacuas, llenas de palabras de moda, con una estructura sintáctica correcta pero vacías de interés impactan en la gente que las escucha. Los resultados apoyan la idea de que este tipo de léxico impacta más en las personas menos inteligentes y más estúpidas. 

Yo he recordado con este premio las frases rimbombantes, pretenciosas, engreídas y vacías de contenido que pronuncian nuestros politiquillos actuales en cuanto les ponen un micrófono delante.

10. Premio IgNobel de Literatura
Ha sido adjudicado al entomólogo sueco Sjöberg por haber publicado un estudio detallado, en tres voluminosos tomos, sobre “la manera y el placer de coleccionar moscas muertas y moscas vivas”. Una lectura especialmente recomendada para vencer los insomnios más recalcitrantes.

Premio IgNobel Honorífico
A título particular, yo quiero otorgar un Premio IgNobel Honorífico al ilustre astrofísico británico Eddington que en los años treinta del siglo pasado, con intrincados razonamientos basados en comparar intensidades de las fuerzas eléctricas y gravitatorias entre electrones y protones, y otros complejos parámetros cosmológicos, calculó que en el Universo hay un total de 15747724136275002577605653961181555468044717914527116709366231425076185631031296 protones e igual número de electrones (Capítulo XI "The Physical Universe" de su libro "The Philosophy of Physical Science, 1938"). Ni uno más ni uno menos. Genial este Eddington.

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Aquí termino mi exposición viñetizada de los premios IgNobel de este año. Espero ansioso la concesión de los del año 2017 y amenazo seriamente con comentarla dentro de un año. El que avisa no es traidor.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Los Premios IgNobel 2016(3)

5. Premio IgNobel de Reproducción 
Ha sido concedido al egipcio Shafik por su estudio "Efectos producidos sobre la sexualidad de las ratas al ponerles calzoncillos de diferentes materiales: poliéster, algodón y lana". Se escogieron 75 ratas divididas en grupos, cada uno “calzado” con uno de los referidos tipos de gayumbos. El comportamiento sexual de los roedores se midió antes de la prueba, a los seis meses de llevar los gayumbos y a los doce meses. Como conclusión del estudio se vio que el comportamiento sexual (las ganas de triqui triqui, vamos) había disminuido de forma estrepitosa en las ratas que usaron calzones de poliéster. La razón es que el poliéster genera campos electrostáticos inhibitorios que afectan a las estructuras “intrapeniles”, disminuyendo la líbido. 

A nosotros en la mili nos metían clandestinamente bromuro en la comida para reprimir nuestros deseos carnales y nuestra natural inclinación al fornicio. Supongo que ahora el Ejército regalará gayumbos de poliéster a los soldaditos. 

6. Premio IgNobel de Percepción 
El premio IgNobel de Percepción se adjudicó a los japoneses Higashiyama y Adachi por su estudio “Tamaño y distancia percibidos en los objetos cuando se los mira cabeza abajo entre las piernas”. Se colocaron cinco objetos de tamaños variables entre 32 y 162 cms de altura. Noventa observadores, en diferentes posiciones (erguidos, tumbados, mirando entre las piernas con la cabeza invertida), tenían que expresar verbalmente el tamaño percibido y la distancia a la que estimaban que se encontraban los objetos. Los 15 observadores que miraron entre las piernas con la cabeza invertida expresaron distancias y tamaños inferiores a los reales. Tras numerosas pruebas el estudio concluyó que las minoraciones en distancia y tamaño que observaron los de la cabeza invertida se debía a la posición doblada del cuerpo, no a la inversión de la imagen en la retina. 

7. Premio IgNobel de Psicología 
El premio IgNobel de Psicología ha sido concedido a un estudio de Debey, De Schryver, Logan, Suchotzki y Verschuere (Bélgica, Holanda, Alemania, Canadá, EEUU) en el que se preguntaba a 1000 mentirosos con qué frecuencia mentían y se analizaba si había que creer o no sus respuestas. La amplia muestra comprendía personas entre 6 y 77 años. Al parecer la frecuencia de la mentira aumenta durante la infancia, alcanza su punto máximo en la adolescencia y disminuye durante la edad adulta. Y otras conclusiones que no he entendido bien al leer el abstracto, mi conocimiento del inglés solo alcanza el nivel de "chungo".