lunes, 12 de octubre de 2015

Luz


Subía este verano por la senda que trepa paralela al río Eume bajo el dosel de castaños, alisos, avellanos y otras vegetaciones habituadas a aquellas umbrías y humedades ―el recorrido semeja un túnel oscuro, propicio para la invención de historias no sucedidas o improbables―, cuando oí una voz surgida de las alturas. "¡Hágase la luz!" gritó en un tono imperativo, más atiplado del que yo hubiera imaginado que podría tener quien pronunciaba la frase, si es que alguna vez me hubiera dado por imaginarlo.

La orden, dirigida a no sé quién ―allí estaba yo solo con mis elucubraciones―, fue inmediatamente cumplida, quizás temiendo su desconocido ejecutor un castigo de quien con tanta exigencia se la demandaba sin proponerle un resquicio de protesta, motivo, o excusa. Y ante mí se desplegó, como una ducha dorada, un haz de rayos de luz que provenían del mismo lugar cenital del que surgiera la voz.

Me detuve, no sé si sorprendido o asustado o ambas cosas al tiempo, no son incompatibles o excluyentes. No osaba atravesar ―el miedo a lo desconocido― aquella cortina que me impedía observar mi futuro inmediato, la continuación de la senda que había iniciado aquella mañana con tanta fe y determinación (la incertidumbre a menudo ancla nuestros pasos).

Y decidí dar la vuelta, volver por donde vine, aquella luz purificadora me dio miedo. Atravesarla, sentirla sobre mi cabeza, sobre mis hombros, intuirla redentora, perdonadora de mis pecados a cambio de no sabía qué ―nada se regala, todo se vende, o se troca―, era como renunciar a mi yo, a mis pompas, a mis obras. Caminando de regreso con mi carga indemne de pecados, de oscuridades, de secretos nunca confesados o inconfesables, pensaba en ti y escuchaba el sonido alegre de mis pasos sobre la hojarasca mojada mientras silbaba la última de Quique González.

(Foto: haz de luz en un rincón de las Fragas do Eume, A Coruña)

14 comentarios:

  1. Diego!!!!

    Así que pensabas en mí al regresar con tus pecados :) Yo también te recuerdo muy vívidamente al sentir el peso de los míos.

    Un beso pecador para ti :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pensaba en ti, Ana, pero, como te has ido lejos, ahora sé dónde encontrarte para compartir los pecados que un día nos unieron :)

      Eliminar
  2. :D Te entiendo perfectamente, Diego: a mí también un verano, el albariño (¡qué rico!) estuvo a punto de producirme alucinaciones pero también supe reaccionar a tiempo.
    (ahora que lo pienso... ¿era albariño?... ¿o era el sol entre los árboles?)
    Preciosa foto (muda)
    Besico. :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si hubiera sido una ducha de albariño sí que la hubiera atravesado, con la gola bien abierta hacia el cielo :) Las fotos están ahí. Y siempre son mudas.

      Eliminar
  3. Yo si huera atravesado es maravilla...así hubiera vuelto libre de todo pecado ...y más pura ;))
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro, Laura, tú con la vespa lo tienes más fácil :)

      Eliminar
  4. Yo también me di la vuelta, pero sin pensar.
    Me has hecho llorar Diego, en fin... a veces pasan estas cosas. Y me he servido un verdejo mientras tarareaba una suya del 98.
    Un abrazo grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Verdejo más Quique, buena combinación, gata. Yo a Quique lo conocí gracias a ti. Y el verdejo creo que también :)

      Eliminar
  5. Respuestas
    1. Te debo una visitiña, Paradeliña. Y yo suelo cumplir :)

      Eliminar
  6. Yo también tengo miedo a cruzar, y sigo dándome la vuelta una y otra vez. Algunas veces también suena Quique, u otros, pero al final sólo son voces para acallar una más profunda que me dice que no soy capaz de pasar por esa luz.
    Ay ayyyy Diego, qué bonito y... real. Un besico!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Patricia, a ti te quedan muchas luces que atravesar antes que esa, eres muy jovencica :)

      Eliminar
  7. A LAS MUY BUENAS YA NOCHES Y CASI CENAS, maese Diego!!! La foto me parece una preciosidad, que lo sepa usted y además le doy por enterado, jajajajajaja...Y sobre el texto, pues andar por un camino entre la floresta y que te aparezca un baño fotónico de esos, vamos, es para atravesarlo e incluso regodearse en su interior. Es como esas cortinas de luz que se desculgan en algunas puestas de sol: MA-RA-VI-LLO-SAS!!!!

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad, maestro Valaf, es que me dio miedo cruzar la luz no por lo que cuento, sino por temor a ver mi cuerpo atravesado por millones de neutrinos, que ahora resulta que ha descubierto un colega tuyo que sí tienen masa, con lo cual la física cuántica no hace más que revelarse contra ella misma. A ver si para quieta de una vez, leñe, que cuando ya empezamos a entenderla se contradice y se nos escapa. ¡Que cruz!

      Eliminar