lunes, 22 de febrero de 2016

Los elfos

Hoy quiero rendir homenaje a unos seres pequeños que habitan en los bosques, o en las casas. Son los elfos.

Los elfos son espíritus de la Naturaleza. Pueden ser tristes, vengativos, antipáticos, amistosos o bromistas dependiendo de lo que quieran conseguir, de su estado particular de ánimo o de las condiciones climáticas del lugar donde se encuentran. Tienen tamaños diferentes, pudiendo algunos ser tan diminutos que se cobijan bajo una brizna de hierba, o entre el musgo. Generalmente no están sujetos a las leyes físicas que conocemos los humanos. Pueden viajar instantáneamente de un lugar a otro, o desaparecer de repente.

Siempre ha sido difícil para los humanos ver algún elfo. Los niños, los poetas y algunas personas que están en paz con su entorno natural son los únicos que han podido entrar en contacto con ellos.

Hay tres tipos de elfos: los de la luz, los de la penumbra y los de la oscuridad. Voy a describir uno cualquiera de ellos, por ejemplo, los Ellefolk. Los Ellefolk son elfos de la luz y pueden viajar con mucha facilidad a través del aire, del fuego, de la madera y de las rocas. Las hembras son rubias, cabalgan sobre los rayos del Sol y, aunque tienen la espalda hueca, son hermosas y seductoras. Los machos prefieren sentarse en el límite del bosque, disfrutando con la luz de la mañana. Son más pequeños que las hembras y llevan sombreros de anchas alas.

Yo creo que hace unos días vi un elfo. Estaba sentado sobre una peña en el monte, dibujando gambusinos, cuando oí el sonido de algo que corría entre la hojarasca. Miré y vi saltando una especie de bicho humanoide con un sombrerillo rojo. Fue un instante, pero tuve tiempo de hacer un esbozo en el papel que refleja más o menos el aspecto que presentaba. Es el dibujo que aparece arriba. Mirando luego en mi guía de elfos y hadas, creo que se trata de una de las numerosas especies de folleti que existen en los bosques mediterráneos. Pero en realidad no sé si era un elfo; quizás no lo fuera pues, aunque estoy en paz con mi entorno natural, aún no he alcanzado la categoría de poeta ni mucho menos la de niño.

3 comentarios:

  1. No sé yo, no sé yo... Vale que los elfos celtas de mi tierra son distintos a los mediterráneos (y que conste que no te quiero chafar la alegría del descubrimiento) pero esto que viste, no me lo parece...O no lo has sabido dibujar bien (cosa que dudo) porque así a bote pronto... es muuu feo. :D
    En cuanto a que estás en paz con tu entorno natural, te felicito (no todo el mundo puede presumir de ello).
    En cuanto a tu categoría como poeta, lo eres sin saberlo (el que cree que lo es, por el simple hecho de creérselo ya lo es menos.)
    En cuanto a haber alcanzado o no la categoría de niño, creo que no has alcanzado todavía la categoría de desadulterado, condición previa a la categoría de niño y que consiguen sólo unos pocos elegidos y después de muuucho esfuerzo diario. Vas por buen camino y con hacer ejercicios dos veces al día, lo conseguirás, palabra. :))
    Me encantas cuando desvarías así. Muy logrado, maestro. ;)
    Me ha encantado. :))
    Ps. ¿cuál este libro que consultas? (para comparar con el mío. :D)

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  2. Pues yo también creo que lo que viste y dibujaste no es un elfo, Diego. Más bien veo que es una variedad o mutación de un gambusino, pues veo que tiene nariz respingona, pierna fina y pie ancho, características típicas de los gambusinos mediterráneos. Y a ver cuándo nos pones un dibujo de un gambusino típico de los que dibujas por esos cerros :D :D

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  3. Pura magia la tuya, Diego, eres luminoso siempre.

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