lunes, 13 de diciembre de 2010

Por qué me gusta escribir


¡Y yo qué sé! Es difícil saber por qué me gusta escribir. Quizá por herencia genética, mi padre dejó algunos libros publicados, y multitud de versos y chascarrillos desperdigados por folios, libretas o simplemente en cachos de papel.

Dicen que para saber escribir antes hay que haber leído mucho. Yo jamás fui un gran lector, aunque he procurado leer algunas de las obras de la literatura mundial consideradas como fundamentales. Mi vida profesional, discurrida entre redacción de informes, proyectos y estudios técnicos ya me tenía ocupada la faceta de escritor. Al llegar a casa cada día, cansado, lo que me apetecía era ponerme las zapatillas y trasegar un whisky diciendo eso de “¡Vaya día he llevao!”, no eran las condiciones idóneas para agarrar el bolígrafo y garabatear algo en una cuartilla en blanco. En general, los ingenieros redactamos de forma concreta y esquemática, mal, sin florituras, vamos al grano sin hacer mucho caso de puntuaciones ni ortografía. Pero pronto aprendí que un documento técnico o un proyecto malos y bien redactados se vendían mejor que otros buenos y mal redactados. Y empecé a esmerar la redacción de mis informes para que, al leerlos, sonaran mejor. Creo que contribuyó bastante el hecho de que tengo buen oído, la música y la literatura caminan de la mano. Funcionó, a partir de entonces fue subiendo en los demás la consideración que tenían hacia mí como técnico, y los clientes aprobaban mis informes sin poner muchas pegas, simplemente por haber sabido colocar, más o menos adecuadamente, unos puntos y unas comas entre formulajos y nombres científicos.

Pero todo tiene su medida, su límite. La ingeniería y la literatura pueden chocar en su difusa frontera, por lo que hay que saber hasta dónde se puede mejorar literariamente un informe ingenieril sin llegar a desvirtuar su contenido haciéndolo incomprensible técnicamente. Recuerdo un trabajo que realicé en Bogotá, donde se habla un español mucho más correcto que en España, cuyo informe final, extenso, quedó a mi plena satisfacción. Se trataba de un documento sobre los indicadores ambientales que había que definir para controlar el grado de contaminación atmosférica de la capital colombiana. Tema nada poético, por cierto. “Me gusta”, dije al leerlo, y se lo entregué al corrector. El corrector es una figura que en España no existe pero allí sí lo hay, o lo había. Su trabajo consiste en leer todos los informes técnicos presentados y corregirlos para hacerlos más literarios. A los dos días me devolvió mi informe corregido. Lo leí en público, asombrado por la musicalidad, la fluidez y el ritmo que había adquirido mi redacción, ni Gabo García Márquez lo hubiera escrito mejor. Al finalizar la lectura, los asistentes me felicitaron casi entre aplausos, aunque el texto poco tenía que ver con lo que yo había escrito en principio, no acabé de comprenderlo ni yo mismo y estoy convencido de que mis oyentes tampoco. Pero sonaba de maravilla, a veces la música oculta la letra, contradiciendo el dicho "aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

Escribir es ahora una más de mis variadas aficiones, a la que puedo dedicar más tiempo. Hacerlo me produce una satisfacción personal difícil de definir, aunque mi pretensión no vaya más allá de juntar palabras y frases con un cierto orden de modo que resulten medianamente comprensibles.

5 comentarios:

  1. Siempre te he tenido por un poeta. No solo por las cosas que dices, también como las dices.

    (que ya me he hecho una cuenta y todo, eh)

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  2. Pues no dejes de hacerlo...

    Me gusta leerte
    ***

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  3. Yo empecé dibujando mucho, como todo niño y luego seguí con lo de escribir, pero sin dejar de dibujar.

    Creo que escribo desde que tengo uso de razón, si no lo hiciera creo que me quedaría sorda, incapacitada para escuchar al mundo que me rodea.

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  4. Bueno, a mi más que escribir, lo que me gusta es leer. Lo de escribir lo llevo mal para que vamos a engañarnos, me expreso mejor con fotos, me gusta la fotografia y pocas veces consigo decir con palabras lo que con una foto.

    Leerte es un placer, no dejes de hacerlo.

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  5. Siempre he leido, unas temporadas mas... otras menos, es la forma que tengo de evadirme, de desconectar, aunque no soy de las que leo todo lo que pillo, hay grandes autores con los que no puedo, me aburren, sobre todo aquellos con los que me toca coger un diccionario para no perderme.

    Creo que te lo he dicho en mas de una ocasion, me gusta como escribes y lo que escribes por eso me gusta... que te guste escribir.

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