sábado, 1 de enero de 2011

La última uva


Era la noche de un fin de año. Yo estaba comenzando mi carrera universitaria, en un Madrid en blanco y negro. Tenía tres fiestas esa noche, cosa rara; nunca fui muy sociable. A las once y media subí a mi seiscientos azul, bien trajeado y encorbatado para una noche tan especial, y me dirigí a la primera de aquellas fiestas. Algarabía, bullicio, gente; rolling, presley y la escoba-paliza de los sirex en el loro; pocas caras conocidas. «Me tomo las uvas y me piro», pensé. Alguien me pone una copa de cava en la mano y me ofrece la bolsita con doce uvas; ya se sabe, la tradición. Y comienzan las campanadas en la tele y el atragante correspondiente: una, dos, tres, cuatro... Cuando todos han finalizado de tragarlas y empiezan los abrazos indiscriminados, los gritos y el anuncio de Iberia, a mí aún me quedan cuatro uvas en la bolsita; siempre he sido lento comiendo uvas.

Y de repente te vi. Enfrente de mí, masticando como yo algún pellejo rebelde y también con cuatro uvas en la reserva. Sola, como yo. Con cara de quererte marchar enseguida, como yo. Te miré. Me miraste. Sonreí. Sonreíste. Me acerqué. Me esperaste.

–Hola, me llamo Diego, ¿y tú? –; me dijiste un nombre que ya he olvidado.
–¿Nos vamos? –te pregunté.
–Bueno.

Y nos fuimos a la segunda fiesta en mi seiscientos azul. Allí, más caras desconocidas, más copas de cava, más serpentinas y confetis volando por el aire, más elvis, más alegría. Y tú y yo cada vez más cerca el uno del otro, más metidos en nuestras miradas, más ajenos al mundo alternativo.

En la tercera fiesta entramos cogidos de la mano. No estuvimos mucho tiempo, alguna voz secreta nos urgía a salir de allí hacia otro lugar donde estar solos, sin elvis, sin matasuegras rozando nuestras mejillas, sin una copa de cava en la mano; con la única compañía de nosotros mismos y las cuatro uvas que aún conservábamos de la primera fiesta.

Eran las seis de la mañana, la Ciudad Universitaria no era un mal lugar; a esa hora no había grises inoportunos pidiendo documentaciones o libros de familia. Zapatos que se quitan, cremalleras que se corren, corbatas que vuelan, medias que se bajan, camisas arrancadas, accesos liberados, espacios ocupados, uvas comidas con ansia de lobos hambrientos... Esos ritos del deseo tan difíciles de describir. El seiscientos era un hueco mínimo, pero se conseguía, era cuestión de técnica y de ganas: asiento trasero, palanca del cambio en primera, freno de mano quitado, una pierna por aquí y la otra por encima del respaldo, una rodilla en el suelo y la otra nunca he sabido muy bien dónde... Los caminos del Señor son inescrutables.

A las ocho de la mañana, cuando el primer resplandor del año clareaba las ramas peladas de los castaños de indias de tu acera, aparqué frente a tu portal. Los cristales del seiscientos azul ya se habían desempañado. Te cogí la mano, aún cálida.

–No nos volvemos a ver, no nos dejamos el teléfono ¿verdad? –nos dijimos al unísono.
–No –me contestaste y te contesté.

Nos dimos un último beso, abriste la puerta después de ajustar tu falda y recomponer algo tu pelo, y te dirigiste hacia el portal. Tu sonrisa y tu gesto de adiós con la mano a través del vidrio del portón es la última imagen que guardo de ti.

Solo faltó una uva para apurar el racimo de doce. Andaba por ahí rodando, pero no quisimos tomarla ninguno de los dos. Si lo hubiéramos hecho, la noche no habría sido mágica; y quizá habríamos acabado descubriendo que no estábamos hechos el uno para el otro...

(Foto: la última uva del racimo y sombras)

11 comentarios:

  1. Sin lugar a dudas... eso si que fue un buen comienzo de año!!!!!
    Feliz 2011 Diego
    Un enormeeeeeeee beso

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  2. esta asturiana te manda un besin muy grande y te desea ¡¡feliz 2011¡¡

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  3. DIEGO, ESOS SON LOS AMORES QUE DURAN.
    LOS QUE DURAN MIENTRAS DURA DURA......
    SIEMPRE TE Y SE ACORDARÁ DE AQUELLAS DOCE UVAS.....
    PEDRICE.

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  4. Si se quiere mantener el amor intacto, no hay mejor método.
    Cuando empiezan a aparecer los ronquidos, los codazos en la cama, los roarse la manta y dejar al otro con el culo al aire, el pobre del amor se escapa por las costuras.
    Que tengas muchos fines y principios de año como ese.

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  5. No estuvo mal aquella entrada de año, no. Y como dice María Jesús, más vale lo bueno conocido que lo malo por conocer. Lo que no cuento en la historia son las agujetas que tenía al día siguiente ¡maere del amol helmoso! Y eso que entonces era un chaval joven y elástico :D Feliz año a todos.

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  6. Hola: feliz año nuevo. Bueno eso si fue una buena despedida de año y buena entrada.
    Gracias por leerme, y referente a que dices que tu blog es modesto no lo veo asi. El blog es una parte de las personas, y creo que todos merecen respeto y aprecio, da igual tenga muchas visitas que pocas, eso no es lo importante, ni que tengan muchos adornos u sean fashion. A mi me gusta la diversidad, si no sería un burrimeinto si todos fueran iguales. Lo que pasa que hay tantos buenos que el tiempo no da para todos.... Esa es la unica pega.
    Un abrazo..... Feliz 2011 .

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  7. Feliz 2011 a todos.

    Diego, si no la volviste a ver es por que seguramente fuese un ángel. En principio tus planes no eran nada halagüeños, y no por que no tuvieses alternativas con tres fiestas diferentes en una noche, sino por que se intuye que no tenías motivación para ninguna de ellas y además te sentias solo. Alguien influyente lo supo y te mandó una burbuja Freixenet para trasmitirte un soplo de aire fresco para que te endulzara la entrada al año nuevo.

    :-)

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  8. ufff los recuerdos...:D... Con el freno de mano del 600 metido es mucho más cómodo... experiencia propia...;D, mi 600 también era azul... puede que todos los 600 fueran azules...

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  9. nunca he sido muy de grandes celebraciones en fin de año, siempre siento una sensación rara al pasar de uno a otro... no me extraña que no olvides ese fin de año, suena especial ¿nunca pensaste después en que te hubiera gustado tener el teléfono de la chica?

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  10. Luzy, no te vayas, anda.

    Julio ¿los ángeles no tienen sexo, no? Bueno, también puede haber ángeles golfos :D Un abrazote.

    Lourdes, algún día me contarás tus experiencias en tu 600 azul ¿no?

    Chelo, si aquello hubiera sido un principio y no un final, a estas alturas seríamos nuestros ex respectivos :D

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