Cada piel femenina está adornada con un manojico especial y personal de lunares. Yo los imagino como pequeñas estrellas de color chocolate (dulce) en un cielo claro.
In illo tempore, cuando yo ligaba y una mujer me ofrecía sus encantos dejándome acceder a su piel desnuda, me gustaba buscar sus lunares, asimilarlos a estrellas, agruparlos en constelaciones reales o imaginadas, bautizarlos, recorrerlos, aprendérmelos. Y luego en mi casa dibujar ese cielo luminoso sobre un papel en blanco, perfilando lo que denominaba y sigo denominando un “mapa lunárico”.
He encontrado Osas Mayores, Menores, Andrómedas, Casiopeas, Pléyades, Sirios, Dubhes, Alcores. Las he encontrado en brazos, piernas, cuellos, espaldas, pechos, cinturas. Solo hay que buscar con cariño, sin prisas. A veces he bautizado constelaciones lunáricas con nombres inventados, como ese grupo de dos preciosos lunares que tienes en el cuello.
Una estrella que siempre buscaba es Aldebarán, mi estrella favorita, es una manía. A veces cuesta, pero siempre se encuentra un Aldebarán en una piel de mujer. Y si no aparece, siempre la puedes imaginar situada en el lugar que más te seduzca. O dibujarla con ese lápiz dibuja-lunares que seguro existe, o nos lo inventamos. Si ella te deja, claro.
La ubicación de los lunares femeninos es a veces sorprendente. Yo me enamoré de un Altair situado en un lugar de difícil acceso, mágico, único, lunático, especial, irrepetible. Creo que pocos ojos lo habrán contemplado y admirado. Y menos aún bautizado. Sigo enamorado de él, aunque sé que ya nunca lo perfilarán mis labios.
Porque cada lunar femenino es un beso, una caricia dulce con la mirada, con la yema de un dedo o con la punta de la lengua, un susurro. Toda mujer lleva un cielo dibujado en su piel, el único cielo en el que creeré siempre.
(Dibujo: un fragmento de mapa lunárico)
Esto es lo que pasa cuando los poetas desaparecen detrás de las nubes: nos vuelven... más poetas que nunca... con los dedos teñidos de brillo de estrellas dejando sus huellas en las teclas.
ResponderEliminarUn beso, poeta del cielo. :)
Ves, si el dermatólogo que me vio hace unos años hubiera sido poeta como tú, me hubiera dicho lo de las constelaciones lunares, y no que me dijo que tenía coliflores de piel. Menuda cosecha verdulera... en fin.
ResponderEliminarDiego, chiquillo qué has estado en el cielo?? :)
Un abrazo de una lunática lunera cascabelera.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Qué bueno!
ResponderEliminar(yo es que soy más parco en palabras gratificantes, pero el escrito, el pensamiento, etcétera, se merece algo más)
Imagínote con todo el firmamento ¡JA!
Pretóóóóóóóóón,
Esteve
Te encontré. No dejas de sorprenderme, me dijiste un día que las constelaciones son la arqueología del cielo y ahora las describes como algo palpable, actual ¿O para ti son de verdad ya arqueología? :D Un beso. Esther.
ResponderEliminar¡Jo, qué hombre romántico y celestial! A mí, que me encanta el cielo y me pasé años estudiándolo, nunca se me ocurrió asociar los lunares a las estrellas, ya ves.
ResponderEliminarMe hubiera entretenido doblemente.
Aún estoy a tiempo de encontrar Las Pléyades o Sirio, mis favoritas.
Besos, me encantó, me encantó, más besos.
Menuda preciosidad de entrada, bravo maestro, a sus pies.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
Fram, ya sabes que las nubes a veces no nos dejan ver el cielo. Me pasa ahora. Pero las étoiles siguen allí arribotas, y acaban saliendo.
ResponderEliminarEncarnica, lunática y venusiana, ¿has visto lo bonico que está Venus estas noches? Se le ve hasta la brisa :) Mi dermatóloga llama epiteliomas a mis "cosas" epidérmicas y se empeña en quemármelas, qué poco poetas son...
Esteve, cuando quieras te hago un mapa lunárico, aunque con tu tamaño XXL seguro que tienes un par de galaxias completas. Gñññññ!
Esther, otro beso arqueológico para ti, entre pinos y granitos.
Virgi, las Pléyades y Sirio, ahí es nada... Veo que te mueves por la misma zona que yo en tus preferencias "celestiales": cielo de invierno - primavera y alrededores de Tauro.
Bocon, tú sí que eres mi maestro, siempre he envidiado a los que saben hacer poesía como la haces tú.
Con la boquita abierta me has dejado. ¡Eres un poeta, un genio¡
ResponderEliminarTe aplaudo y te mando un beso virtual, que pronto será real :))
Imagina un lunar con el nombre "la cabellera de Berenice"...¿y los perros que pueblan el cielo?
ResponderEliminarAy, Diego, que la primavera hace estragos...anda, anda, no eches más leña al fuego... (No vayas de Polux,vete de Casto (r))
"que pronto será real". El martes, Noche, día de San Aniceto puede ser un buen día. ¿Habrá copita de ron? :)
ResponderEliminarMaría Jesús, Polux y Castor suelen medrar en cuellos y detrás de las orejas. Son lunares castos :) Vaaaale, no echaré más leña al fuego, pa lo que me vale... :)
Buenaaaas...
ResponderEliminarAclaro mi comentario de que "Imagínote con todo el firmamento", me refería a todos tus ligues juntos y el ¡JA! es para ver si dabas abasto. Releyendo no veo que quede claro.
Sí, para buscar mis constelaciones debería buscar a un entendido. Siguiendo tu escrito preferiría entendidA, pero a ver el día que nos vemos en una playa (caete por Catalunya) y miramos a ver.
Chuchón,
Esteve
La metáfora comparativa de los lunares de las mujeres me ha parecido deliciosa.
ResponderEliminarBesos
Lupa
El Bocón me pasó tu blog para que lo viera y lo que vi me ha encantado tanto como los lunares astrales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola a todos :)
ResponderEliminarDiego, qué preciosidad..
Me quedo con esto: "cada lunar femenino es un beso, una caricia dulce con la mirada, con la yema de un dedo o con la punta de la lengua, un susurro."
Seguro que tú también tienes lunares que no te han bautizado :)
Un beso especial en uno de esos lunares :)
Hace mucho tiempo me sorprendió, Sr. Espliego, relatando como nadie sobre temas ajardinados que ahora ya no recuerdo.
ResponderEliminarMenos recientemente de lo que me gusta reconocer, lo hallé en este lugar. Ya no sé si por casualidad, por indicaciones de alguna amiga común, o por clarividencia, lo reconocí.
Lo que hoy me trae se llama "nosécómo". Pero sigo agradeciendo a lo que sea, que me haya hecho coincidir con este escrito... Bello, sensual, íntimo a voz en grito.
Aprovecho para dejarle un saludo. Esta vez creo que sí. Para decirle que, aunque no lo sepa, sus letras dejan huellas. Estelares o no, especiales sin ninguna duda, pequeños lunares en la piel del alma.
Espliego... hace tiempo... ¿Infojardín? Creo que sí, por aquí anda la cosa: "Sueño con un jardín de aspecto aparentemente descuidado, donde las plantas se mezclen y los olores invadan la memoria marcando mi presente. Sueño con el azul de la lavanda, el blanco de las calas y de una camelia, la explosión de color de un flamboyán, retamas floridas, helechos, margaritas, rosas silvestres, hortensias, mimos... Quizá un día mi selva..." Me encanta que te hayas asomado a mi cueva. Me asomo a la tuya, aunque veo que está cerrada hace tiempo. Besico.
ResponderEliminarque bonito, yo tengo lunares en la espalda y en los hombros, tengo también uno del tamaño de una lenteja en un lugar recóndito que no puedo decir, jejeje. Es cierto eh...
ResponderEliminarUn saludo
Tocada y descubierta.
ResponderEliminarHace tiempo encontré la entrada a tu cueva... solo era cosa de que se diera el día y mis circunstancias... y hoy ocurrió.
Sigo soñando con lo mismo, exactamente igual, y alegrándome por las cosas aparentemente sencillas, como este saludo de hoy, que espero no sea el único.
Esa cueva donde estuviste, está, estará siempre, pero me cambié hace un par de años aunque no descarto volver a acariciar sus paredes.
Por lo pronto, y por ahora, un beso también para tí, y ¡¡hasta muy pronto!!
¡Ay niño, qué recorrido lunar (que no lunático ni selenita) nos has hecho! Yo tengo muchas pecas en mi cara, pero soy incapaz de verlas como constelaciones ¡qué cosas! ;)
ResponderEliminar...
De regreso en casa y poniéndome al día, ya ves qué tarde se me ha hecho
abrazo grande, bonico