(Continuación)
El hombre llegó hasta donde yo estaba. No pudiéndome refugiar en periódico o móvil, opté por fijarme atentamente en el recorrido de la línea circular impreso sobre la puerta situada frente a mí, línea circular que me importa un comino y que nunca voy a coger; un hacerme el sordo para tapar mi conciencia ya bastante insonorizada.
Y sucedió algo. El negro introduce su mano en uno de los bolsillos del desgastado chándal azul, rebusca en la profundidad casi vacía, extrae un par de monedas y las deposita con dignidad en el pocillo de mi paisano blanco. Resuenan como punzadas en las miradas soslayadas de los viajeros, que pronto vuelven a sus quehaceres; son esas circunstancias que te remueven unos instantes y luego olvidas.
Llego a mi estación de destino, salgo al andén. A mi espalda suena un crujir de puertas que se cierran, un estremecimiento de metal, el rozamiento de las ruedas sobre los raíles al alejarse, el silencio. Delante, el corto pasillo y más allá, el chirrido monocorde de la escalera mecánica que me vomitará –o me defecará– en unos minutos sobre la acera inundada de lucecitas, belenes y villancicos hipócritas.
(Foto: el metro sale de la estación)
(Foto: el metro sale de la estación)
Blancos y negros... hombres todos para lo bueno y para lo malo.
ResponderEliminarFeliz Navidad a todos
El corazón de los hombres es insondable. Y de quien menos se espera, por mero prejuicio, viene lo mejor... Un abrazo.
ResponderEliminarEso te pasa por viajar en el metro. En el autobús no pasa . Solo hay que evitar, mirando por la ventana, la mirada impertinente de la vieja que te clava os ojos en el alma al no cederle el asiento. Es más o menos lo mismo pero con luz del día.
ResponderEliminarAsí somos diego y seguiremos haciéndonos los desentendidos y cerrando los ojos, para primero, sentir vergüenza y después olvidarlo.
ResponderEliminarQue tengas una buena navidad.
Me gustan estos relatos
Un beso
Parece que tu negrito, además de las pocas monedas, posee también intacto el contenido de la palabra solidaridad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mercedes, besico para ti.
EliminarLo mejor de estas fiestas es que terminan el 31. Cada año trae un 1 de enero en que renace la ilusión y crecen los días, las flores y los pajaritos. Ya falta menos :)
ResponderEliminarPedrice, yo era la viejecita a quien no le cediste el siento (me vengaré)
Besabrazos para todos vosotros.
Me sobrecoge tu relato. Cuantas veces aprendemos lecciones, y cuantas las desaprendemos. Deshumanizados, acostumbrados a mirar hacia otro lado, acostumbrados a que alguien nos pida una limosna, acostumbrados a ver y oír injusticias desde el confortable sofá, sin que perturbe un ápice a nuestra seguridad.
ResponderEliminarUna lección de vida es lo que expones hoy Diego.
Felices Fiestas, y un 2014 lleno de todo eso bueno que tu sabes sacarle a la vida.
Besos amigo
Bueno, tampoco ha acabado tan malamente ¿no?.
ResponderEliminarYo quiero que todos estos días terminen y nos llegue el dos de enero ya mismo!!!! año nuevo, vida nueva que dicen, espero que esta vez sea verdad :)
No estoy de acuerdo, hay cosas que no se olvidan, como es el negro y blanco, como es la limosna del pobre Morenito al supuestamente acomodado rostro pálido que pide porque desconoce la verdadera miseria, vuelve nuestro concepto y nuestro pequeño mundo del revés, y en alguna ocasión una voz interna te susurra: ¿ te acuerdas de ese hecho extraordinario?.
ResponderEliminarMuy bien escrito Don Diéguez. También impresiona la tremenda soledad de un anden vacío y tan frio en su modernez......
Clara, no sé que es peor: la insolidaridad o la hipocresía.
ResponderEliminarGata, no se me queje usted, que este año 2013 ha conocido a un tipo estupendo :)
Iota, bajé a hacer la foto del andén un domingo, cuando no hay gente. Enmarca mejor el relato.
No te cabrees conmigo Dieguito, que tienes las de perder. Pa que veas antes de irme corriendo a la cena de Nochebuena (en casa de Papá y Mamá, como está mandao), he hecho este huequito para tenerte contento.
EliminarBesos grandes, GRANDES
Si no reapareces me cabreo, Clara, que lo sepas, que yo soy muy mío :) Pásalo bien con tu Papá y Mamá, tú que aún los tienes. En mi caso ya no existen y mi familia es una extraña torre de babel en la que no se sabe quién es el padre, quien la madre, o el cuñao, o la suegra, la hija o el "cualo" :) Pero los que estemos esta noche levantaremos la copa (de cava, por supuesto) y brindaremos por estas fiestas (y yo, por todo lo bueno que me ha traído este año) Besazo, caminante de muebles y senderos.
EliminarEsta historia me acaba de sobrecoger, y he soltado hasta una lágrima, no sé si de ternura por la solidaridad mostrada, o de vergüenza propia al reconocerme en esa parte de gente que esconde la cabeza en el smartphone, aunque muchas veces doy algo, en la mayoría de los casos no, y es que últimamente los casos abundan en cada esquina y en cada vagón y en cada portal. Me ha gustado mucho cómo lo has descrito, cómo encajan las dos fotos, y la reflexión que has dejado en mí.
ResponderEliminarTe deseo felices fiestas paisanico, ojalá los corazones se llenen un poco de generosidad y empatía. Abrazo.
Patricia, paisanica, un besico y felices fiestas. Y no te olvides de comer estos días mazapanes de Moratalla, mucho mejores que los de Toledo, ¡ande va a paral! :D
ResponderEliminarEl color de la piel (el que sea), igual que el lugar de nacimiento es cosa del destino, nada que justifique sentirse orgulloso o avergonzado.
ResponderEliminarEl color del alma es el que podemos elegir, cosa de voluntad propia.
Bizouses de cualquier día del año o estación. :)
(aunque por mí, ya lo sabes, si se suprimiera el mes de diciembre y su parafernalia hueca, mejor)
Pero hoy SÍ, festejaré. :)))+)
Fram ¿tú crees que podemos elegir el color del alma? Si es así algunos tienen muy mal gusto...
ResponderEliminarNo sólo lo creo firmemente sino que creo que es el ÚNICO color que podemos elegir.
ResponderEliminarAhora bien... tienes razón: algunos tienen muuuuy mal gusto.
Pero el gusto es algo que se puede educar. Es de las pocas cosas en las que creo. :))
Feliz Navidad...
ResponderEliminarSi es que cuando el alma está llena de ausencias, uno tiende a ser bueno.
ResponderEliminar(Qué fácil, ¿verdad?).
Felices fiestas, si es posible, Diego.
Un abrazo.
¿Tás enfadao?...y luego dices..., pues no hace dias que no posteas ni ná, ji ji...
ResponderEliminarAnda, dejate de vaguear y asoma por aquí a recibir el año como Dios manda!!!
Felíz 2014, mucha Salud, amor y aire libre para tu espíritu incombustible.
Abrazos mil Diego
Si venga espabila... que tienes esto abandonaito:)))
ResponderEliminarQue tengas un buen año, se cumplan tus sueños y nos sigas alegrando con tus dibujos y relatos!!
Feliz año Diego!!!
Un beso.
Mañana creo que vuelve el buscador-de-finales-de-túnel, si mal no recuerdo. Y es que últimamente estoy poco inspirado, repetitivo y coñazo. Debe ser la Navidad que ¡por fin! termina.
ResponderEliminar¡Feliz año 2014 para todos los que le dais a este clic! :)
Me has puesto los pelos de punta, Diego, emocionante de veras.
ResponderEliminarLo tremendo es que es real, sí, y aprendemos poco.
Lo narras tan bien, que veo la escena perfectamente.
Virgi, sí, es una historia real... Abro los comentarios del "hombrecillo amarillo", me ha dicho un pajarito que le falta poco para encontrar el agujerito final :)
EliminarComo no puedo comentar en el túnel (falta de luz debe ser), vuelvo por aquí.
ResponderEliminarQue m gusta ese hombrecillo, cada vez más solo y más ingenuo...¡pobre!
Besos y Feliz Año Nuevo.
La próxima vez que entres en el túnel haz el favor de llevar la linterna y verás como es mas fácil encontrar la salida.
ResponderEliminar¿Te creias que no íbamos a comentar y a dejarte solo el primer día del año? ¡Estás apañao no nos vamos ni con aguarrás!!!!
Un abrazo apretao Diego
:) Clara, tú siempre tan original. Efectivamente, más le valdría al hombrecillo llevar una linterna en lugar de esos prismáticos pajareros con los que solo se ven cuervos. No aprende... :) Apretabrazo para ti también.
EliminarEspero que no lo marees al pobre tanto como la otra vez...al tunel aún le queda mucho...y no quites los comentarios ;)
ResponderEliminarUn beso
Laura, ya he abierto los comentarios. Y no lo mareo más, palabra, creo que dentro de muy poco sale ¡al fin! del túnel :)
EliminarBieeennnn ;)
EliminarLa hipocresía seguramente tiene que ver más con la caridad,
ResponderEliminarBueno, es que volvía porque luego recordé este pequeño texto de una paisana mía...
http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/09/sep139-revuelos-geneticos-de-rosa.html
de pongamos un par de generaciones después del tuyo? ,