Una antigua caldera de destilación de romero, espliego y otras plantas, hoy abandonada pero testimonial. Hasta hace medio siglo, se utilizaban estas calderas para destilar esencias de especies aromáticas, tan abundantes en la zona. Para abastecerlas, bajaban los mozos de la sierra con hatos de matas cortadas por ahí arribotas, a lomos de borricos.
¡ qué pena que se haya abandonado! Personalmente , creo mucho más en la fitoterapia que en los pastillajos que hace años me destrozaron el estómago.
ResponderEliminarUna simple bolsita de lavanda cerca de la almohada y ya me siento mejor. ¿autosugestión... recuerdos de la infancia... las hileras malvas de los cultvos de la Provenza que tanto me gusta? o el simple placer de oler naturaleza... no lo sé pero... insisto, una pena que se haya perdido en tu zona murciana...
¿A qué esperas para hacer revivir esta alquimia?
Un besote... oloroso :-)
Hola!
ResponderEliminar¡Qué interesante, Diego! no sabía de la existencia de estas cosas.. como soy chica y siempre he andado por ciudades soy una inculta en esas cuestiones.
Estoy con Framboise, creo que deberías recuperar su uso, al menos una vez :)
Un beso con olor a jazmín, Diego ;)
Besos, Framboise :)
Qué encanto es saber del Romero, que tanto bien le hace a la comida.
ResponderEliminarTampoco yo sabía nada sobre la destilación de las plantas aromáticas. Y es una pena que se pierda la sabiduría popular.
ResponderEliminarTenemos que reconocer que el método era un poco tosco, rudimentario. Pero es lo que había entonces. Con los destilados abastecían a las fábricas de colonias y perfumes. Ahora supongo que todo será más artificial, más químico, menos poético. Pero "la olor" a perfume que invadía entonces el paisaje durante la destilación ha quedado prendido de las ramas de los carrascos. Palabra.
ResponderEliminarNo puedo imaginar qué olores saldrían de esa caldera... Hay costumbres que no deberían abandonarse nunca. Ya nada huele igual.
ResponderEliminarBonita foto.
Saludos.